Callado,
deberé mantenerme callado,
proteger la fragilidad del silencio,
descifrar la clave morse de tus pasos,
triturar las ramas de mis nervios vagos,
y masticar mis anhelos
sin molares.
Callado,
deberé permanecer callado,
ejercer mi derecho a la reserva,
comprender la inutilidad del sonido,
abortar palabras sucias en mi boca,
y tragarme los restos
sin saliva.
Callado,
deberé sobrevivir callado,
practicar la fonética sin fonos,
aprender de las señas mutiladas,
cercenar una a una mis cuerdas,
y engullir mis vocales
sin garganta.
Callado,
deberé perecer callado,
propiciar el final de estas letras,
aceptar el buche amargo del tiempo,
demoler las paredes que me escuchan,
y digerir la muerte
sin vo/s/.
Buenos Aires, 02 de noviembre de 2012
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