Fiebre

0 debatientes

Me preguntas las razones del insomnio
como si un colchón pudiese amortiguar mis caídas,
mis espinas clavadas como puntas afiladas de grafito,
mi piel de párpado nervioso faquir rasgado,
mi triquiasis extendida a todo el cuerpo.

A veces, la angustia no se oxida con fuego,
a veces tras la corteza activa de cenizas
todavía respira sedienta de anfígenos,
una lenta y solapada cicatriz al rojo vivo.

Me preguntas las razones del insomnio
como si pudiese dormir tranquilo en un colchón que no conoce
la silueta profunda de tu cuerpo,
como si pudiese apoyar la cabeza en una almohada virgen,
lejos de tu boca.

A veces la angustia no destila por los poros,
a veces la piel se resiste impermeable
temerosa de pozos inflamados lacerantes,
germinando escaras infinitas de vacío.

Me preguntas las razones del insomnio
como si pudiese medir en kilómetros la distancia,
como si no me ardiera todavía todo el cuerpo,
como si tu ausencia no fuese suficiente.

Buenos Aires, 17 de marzo de 2013